La reciente reelección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos ha generado un notable optimismo en la industria de las criptomonedas. A pesar de su escepticismo inicial de hace ya ocho años, Trump ha adoptado una postura pro-cripto, prometiendo transformar al país en una superpotencia en el sector de criptomonedas generando un entorno regulatorio favorable.

Su nueva administración ha planteado el Crypto Council, un consejo presidencial formado por líderes de la industria de las criptomonedas que asesorará a la administración sobre activos digitales. Este consejo asesor tiene como objetivo principal facilitar la gestión de activos criptográficos por parte de los bancos comerciales, eliminando las restricciones actuales, y permitiendo que todos los clientes interesados puedan acceder a estos servicios.

En su nuevo mandato es posible la derogación de la norma SAB 121, la cual impide a los bancos estadounidenses mantener criptomonedas en sus cuentas. Esta medida, junto con la reestructuración de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), presidida por Gary Gensler con Paul Atkins señalado como sucesor después del 20 de enero, para facilitar el desarrollo de proyectos cripto, podría transformar radicalmente el panorama financiero en Estados Unidos.

Donald Trump ha prometido convertir a Estados Unidos en la capital cripto del planeta, impulsando la adopción y el desarrollo de tecnologías blockchain. Esta visión incluye la creación de una reserva estratégica de Bitcoin, similar a la reserva estratégica de petróleo, con el objetivo de incorporar Bitcoin a la tesorería nacional, posicionándolo como un activo crucial para la estrategia financiera de Estados Unidos.

La influencia del Presidente Trump en la gestión de activos criptográficos por los bancos comerciales estadounidenses podría ser significativa y dar un vuelco importante en la entrada de muchos clientes hacia criptomonedas buscando refugio contra la inflación. Una administración pro-cripto, y unas medidas regulatorias favorables podrían facilitar a los bancos comerciales la gestión de activos criptográficos sin restricciones, beneficiando tanto a los inversores como a la economía en general.