Miramos a EEUU porque nuestro cuello está habituado. Pero la transformación viene del Este. No, no hablo de China, sino de la India y su entorno. Las regulaciones, los intereses subjetivos de grupo, el capitalismo de la vigilancia, los palos en la rueda del desarrollo, están llevando el cambio hacia una nueva economía a países con otra visión del mundo, con otra necesidad, y con gestores dispuestos a llevar adelante una verdadera transformación digital del país.

La India es el gran “tapado”, se ha posicionado como el país con mayor volumen de actividad de criptomonedas en todo el mundo. En ese ranking la India está seguida de Nigeria, Indonesia, EEUU está en el cuarto, y Vietnam en el quinto lugar. No busques a España, donde todavía el mundo de la blockchain y las criptomonedas es un asunto marginal sólo para frikis.

Chainalysis así lo recoge en su Índice Global de Adopción de Criptomonedas, basado en el estudio de datos en cadena, y datos del mundo real, para medir qué países lideran el globo en términos de adopción de activos digitales. El estudio presentado clasifica el uso de monedas digitales de un total de 154 países, observando cómo se ha desplazado de países del Centro y Sudamérica hacia países del Este asiático. En 2023 el gobierno indú ordenó el bloqueo de nueve exchanges, como Binance y Kraken, alegando incumplimiento de controles de lavado de dinero (AML). A pesar de la prohibición, los millones de usuarios indios podían acceder a los servicios desde aplicaciones móviles, si previamente las habían descargado. A pesar de todo, el gobierno se ha mostrado abierto permitiendo a Binance registrarse de nuevo, y volver a operar, después de cumplir con las sanciones monetarias. Cabe pensar que las regulaciones cambiantes, adaptándose a las necesidades de la población, han propiciado el liderazgo indú.

La implantación de la blockchain y las criptomonedas junto al desarrollo de las finanzas descentralizadas (DeFi) está modificando el perfil de riqueza global. Cuando nos demos cuenta de nuestra desidia, ya habremos perdido el tren. Nos veremos obligados a esperar al siguiente.