“El Rebaño Excelente” es un libro escrito por William Deresiewicz donde reflexiona sobre la educación de alto nivel en los Estados Unidos, aunque se puede extender a las universidades de Occidente. También se puede aplicar a los sistemas educativos en España que han abandonado el estudio de las humanidades, y el sentido inicial de formación del individuo.
Describe cómo el sistema educativo produce un tipo de ser humano. Y el tipo al que aspira en este momento es el de un individuo de éxito, entendido como alta retribución profesional. La educación se reduce a conseguir un título, no en buscar la formación interior de la persona, sino dar una utilidad inmediata medida en términos de un gran sueldo. La universidad produce estudiantes inteligentes sin ninguna orientación personal. Individuos que pueden ser lo que quieran, pero terminan por elegir entre caminos similares. Adultos sin interés por conocerse a si mismo.
Cómo llegamos a este punto
La aparición del ránkings de Universidades de U.S.News & World Report en función del ratio de admisiones desató la locura. Apareció una industria dedicada a conseguir la entrada en las instituciones de élite, un servicio de preparadores cuya misión consistía en formalizar al alumno para fabricar un producto interesante. La universidad se convirtió en una inversión. La cuestión pasó a ser cuánto dinero te va a proporcionar tu paso por la universidad.
El punto central de la crítica está en el hecho de que la universidad ha cambiado su misión. Los primeros años de adulto los invertimos en nuestra formación como profesionales, no en una formación como personas adultas, descuidando aspectos fundamentales de nosotros mismos. Se pregunta, si eres el mismo después de acabar tu formación universitaria que cuando la iniciaste, si tienes los mismos objetivos, la misma visión y los mismos deseos. Entonces lo has hecho mal.
Inténtalo de nuevo
Censura al sistema por inculcar el miedo al fracaso, conlleva a una aversión al riesgo, y por tanto la incapacidad para inventarse una vida propia. Escribe, “la vida es un largo proceso de aprendizaje sobre cómo deberías haber vivido desde el principio». Las universidades deben crear líderes, pero se ocupan sólo de confeccionar un currículum, no de trabajar la construcción de personas. Es una fábrica de individuos que siguen la corriente.
Deresiewicz critica el papel social de la universidad de élite en los Estados Unidos, el mantenimiento de privilegios de casta. A Havard, a Yale, a Princeton, en las Ivy League solo entran los hijos de la élite. Un club que garantiza un sistema de clases que por tanto rompe el ascensor social la base de un sistema democrático. El resultado es el bloqueo social, y la llegada a la presidencia de mediocres excelentes, desde Clinton a Bush, pasando por Obama, ese «pragmatista, buscador de consensos que no asume riesgos, como cualquier otro producto del sistema».
Si lo trasladamos a nuestro entorno, observamos cómo este sistema produce dirigentes dispuestos a copiar un trabajo de fin de carrera para obtener el Doctorado, y no aceptar mínimas responsabilidades. Estamos en un proceso de cambio y transformación continuo donde las fuerzas dominantes son conscientes de sus intereses. El resto del rebaño, no.