Han transcurrido más de 40 años de la publicación del libro “En busca de la excelencia” escrito por Tom Peters y Robert Waterman. Donde se analiza el comportamiento de empresas estadounidenses, para conseguir el éxito empresarial en base a ocho principios básicos compartidos por todas ellas. Después de tantos años todavía nos encontramos con una desorientación en los nuevos emprendimientos. Por lo que considero es aconsejable refrescar esos principios de nuevo:

Oriéntate a la acción

Responde rápido y facilita soluciones inmediatas. Para conseguirlo, organizan pequeños equipos dedicados a tareas puntuales o a resolver problemas recurrentes. Una empresa excelente siempre está abierta a la experimentación. Acostúmbrate a asumir riesgos, pues probablemente te traigan beneficios.

Sé cercano a tu cliente

Poco importa el bajo coste de tus productos o la productividad de tu empresa si no logras conectar con tus clientes. Pon todo tu empeño en brindar calidad, confiabilidad y un buen servicio. Esto implica saber escuchar y colocar los intereses del cliente por encima de los de la empresa. Transmitir estos conceptos entre tus trabajadores y mejorar el vínculo con los usuarios.

Ten autonomía y espíritu emprendedor

Tus trabajadores deben sentirse autónomos y emprendedores. Promueve la investigación y premia las ideas novedosas. Tus trabajadores te recompensarán con mayor productividad y eficiencia laboral. Ayúdales a desarrollarse y tolerar los fracasos.

Sé productivo a través de las personas

Una empresa de excelencia respeta la individualidad de sus trabajadores. Significa que debes señalar expectativas claras y alcanzables. Preocúpate por ofrecer un clima laboral agradable. Mantén a tus trabajadores motivados por pertenecer a tu empresa.

La importancia de los valores

Una empresa excelente tiene claros sus valores y objetivos perseguidos. Al tiempo que los trabajadores se identifiquen con ellos.

Enfócate en su negocio central

Dirige tu atención a tu negocio o producto central. No diversifiques demasiado, de esta manera no perderás lo importante. Concentra tus energías.

Reglas simples y poco personal

No es necesario tener abundantes trabajadores para ser una empresa excelente. Todo esto se logra con reglas claras, sencillas de entender y fácilmente aplicables, sin tanto trámite burocrático.

Centraliza y descentraliza

Toda empresa excelente oscila entre esos dos conceptos. Pese a tener controles estrictos, permiten cierta flexibilidad y libertad en el cambio. Así, consiguen concatenar tanto la dirección central como la autonomía individual.

 

En los años 80 del siglo pasado, hubo varios acontecimientos significativos tanto económicos, políticos y sociales marcados por las tensiones de la Guerra Fría, el terrorismo mundial, la aparición del SIDA y otras grandes tragedias. Pero también fue un periodo con grandes avances tecnológicos como el Ordenador Personal e Internet.  En España los acontecimientos estuvieron marcados por la reconversión industrial, el cierre de empresas, la reducción del empleo, y la adaptación de la economía a la entrada en el Mercado Común Europeo.

Estos eventos han tenido repercusiones constantes, influyendo en la forma en que se desarrollan las políticas y las economías en la actualidad.