Hemos presenciado durante los últimos treinta años cómo eran desmantelados los centros de producción propios, para ubicarlos en países donde era mucho más económico producir. En realidad, aquellas fábricas se transformaron en centros de logística y distribución. Donde la rotación de inventario era lo realmente novedoso y rentable. No es que las fábricas no supongan una oportunidad, sino que se mueven hacia la frontera, hacia los límites. Si tu no produces, alguien lo hará, y debe hacerlo a partir de valores logísticos que nos llevarán a producir cerca o más lejos. Esto nos lleva a entender que si no actualizo constantemente la visión sobre mi valor, este puede quedar obsoleto con facilidad.

Resulta necesario reflexionar sobre dónde se encuentra el límite de mi conocimiento, de mis oportunidades, para entender qué es lo que debo producir y lo que debo dejar que produzcan otros. Entender cuál es el valor que poseo, apoyado tanto en la base de mi conocimiento como de mi estructura. Las empresas y empresarios atrevidos, desplazan sus fronteras hacia territorios desconocidos. Los espacios desconocidos generan incertidumbre, gestionada con innovación se transformará en nuevas oportunidades. En la incomodidad de la incertidumbre es cuando los nuevos territorios, llenos de oportunidades, son colonizados para ser explotados. La certeza transforma a las empresas, y a las personas en obsoletas.

La actitud de iniciativa lo es casi todo

Las personas innovadoras tienen una actitud constante de iniciativa. Es decir, si acabas de finalizar tus estudios universitarios, o cualquier otra formación y piensas que has llegado, estás equivocado. Sólo estás colocado en el punto de salida, en el comienzo de tu vida profesional. Ahora la velocidad excesiva en todos los campos exige una actitud de corredor en pista. El pasado nos conduce hacia la preparación constante para tomar de nuevo el punto de salida hacia nuevos horizontes llenos de incomodidades.

Eres una persona de mentalidad fija, o de mentalidad de crecimiento. La respuesta te la da la doctora Carol Dweck.