En tiempos de cambio una gran habilidad puede ser la de aprender a gestionar la incertidumbre;  de lo contrario puede convertirse en un problema grave, dado el momento vital donde nos encontramos. Un momento donde las oportunidades se muestran rápidas, con recorrido corto, y por lo tanto deberemos estar preparados para abrir y cerrar organizaciones según la ocasión. Como consecuencia se impone un cambio en la forma de entender la comodidad. Aprender a ser flexibles, buscar nuestra vocación para mantenernos vivos en nuestra profesión. Si buscamos vivir en un entorno controlado, careceremos de oportunidades, pues en la incertidumbre es donde éstas se encuentran.

Ya no hay ascensor social desde la universidad, hace tiempo se atascó. No vendrán a repararlo. Esperarlo apretando el botón, es un atraso que conduce al paro o al trabajo para la administración. Nuestros padres y abuelos, si habían estudiado, tenían la vida garantizada porque la sociedad avanzaba de forma lineal. Hoy impera el caos, la incertidumbre, donde el límite se desplaza rápidamente. El caos no tiene que ser obligatoriamente una pesadilla, sólo es un orden desconocido.

Las oportunidades pasan velozmente

En una sociedad digital la velocidad de evolución es muy acelerada, como las oportunidades, disponen de corto recorrido. Estructura y seguridad son opuestas a oportunidad y velocidad, lo que conduce aun cambio de parámetros. Se impone transformar nuestro modelo de empresa, apoyándonos en el valor real creado en la misma y no en su estructura. Conocer el valor en todo momento es crucial, porque éste puede variar por múltiples causas. Pivotar, puede no ser una solución factible. Para ello, cuanta menos estructura tengamos, mucho mejor. Resolver la pregunta, ¿Qué estructura debo tener?, para  decidir si es de conocimiento, de producción, de marketing, de investigación, de soporte. Asimilar estrategias para aplicar en cada momento el conocimiento necesario con el que aprender a reimaginar constantemente apoyándonos en el valor de lo creado.

Este es un mundo digital dominado por el conocimiento, donde la fábrica queda demasiado lejos.