La mutación contínua del espacio de Coworking

Google en su complejo de Mountain View dispone de 47.000 m2 para albergar sus oficinas. Un espacio desestructurado y sociable lleno de detalles donde transmutar el trabajo en ocio. Algunos conceptos fueron incorporados desde las iniciativas de trabajo colaborativo, más tarde llamadas coworkings, en la ciudad de San Francisco durante los años 90.

Un lugar abierto, una forma de relacionar trabajo y ocio, una forma completa de vida. Un tercer

espacio donde fomentar la innovación, creatividad y colaboración. Proposición adoptada por las grandes empresas de Internet para atraer talento, desarrollar ideas, y poner en práctica una forma nueva de entender el mundo. Entendido como transformar lo analógico en digital. Con el paso del tiempo, las grandes empresas de Internet han continuado con esa fórmula. Sin embargo, los espacios de coworking hemos variado la oferta adaptándonos a la demanda. Muchas empresas pequeñas habían descubierto las ventajas del coworking para transformarse digitalmente adecuando sus instalaciones a los nuevos tiempos. Ya no había tantos emprendedores aislados donde los espacios debían ser algo más cerrados, algo más protegidos, sin perder las ventajas de una Comunidad cercana de ayuda. Sin desperdiciar la posibilidad de relacionarte con personas de otras disciplinas con otros puntos de vista.

Con el tiempo observamos cómo la oficina abierta reducía interacciones, sustituidas por mensajes cortos o emails al vecino. Observamos cómo bajaba la productividad, reducía la atención, y por consiguiente la satisfacción general.

Nuestra experiencia, cumplidos ahora 13 años, gestionando un coworking como Gracia Work Center nos ha permitido entender algunos puntos sobre los espacios abiertos de trabajo. Hemos ido adaptándonos pulsando las opiniones de los coworkers, reacondicionando el lugar en compartimentos acristalados semi-cerrados para no perder luz natural. Creamos otra distribución del espacio más funcional, cambiamos los puntos de luz por led, modificamos las sillas, entre otros detalles. Sin darnos cuenta, podíamos observar lentamente la mutación del espacio de coworking.

Conversaciones por teléfono excesivamente altas, ruidos innecesarios, excesiva espontaneidad, eventos continuos en el mismo lugar…, han supuesto trabas en el mantenimiento de un espacio abierto donde centrar la atención es primordial. La fortuna, y el sentido común, nos ha permitido resolver todos y cada uno de los problemas de manera satisfactoria para todas las partes.

Durante todos estos años la esencia de nuestro trabajo, ha sido la de ofrecer servicios y atención para resolver las necesidades  de las empresas y los emprendedores que nos han elegido.

Además estas medidas adaptadas durante todos estos años consideramos que son las adecuadas para trabajar en una situación de pandemia mundial como la que vivimos en estos momentos.